martes, 10 de mayo de 2011

Tributo a Robert Johnson

Big Head Todd The Monsters - Big Head Blues Club / 100 years of Robert Johnson. Este disco acaba de ser editado y es un fiel reflejo de la trascendencia histórica de las canciones de RJ, que suenan tan fantásticas hoy como lo hacían en la década del treinta. El trío rockero de Colorado sacó a relucir su costado más blusero para ejecutar con solvencia diez legendarias piezas musicales. Y para ello logró sumar al proyecto a músicos de primera línea. El rey B.B. King aporta su voz y los solos irresistibles de Lucille en Crossroads blues, mientras que Charlie Musselwhite sopla su armónica en Come on in my kitchen y la versión hipnótica de Last fair deal gone done. Pero hay más: a sus 97 años “Honeboy” Edwards hace dos apariciones espectrales en If I had posession over judgement day y Sweet Home Chicago. También participan del disco el viejo Hubert Sumlin, y nuevos exponentes del género como Ruthie Foster, Lightin’ Malcom y Cedric Burnside.

Robert Lockwood Jr. – Plays Robert & Robert. Un hombre puede exhalar su alma aullando blues mientras rasga una guitarra de doce cuerdas y eso es lo que se escucha en este álbum. Robert Lockwood Jr. no fue un músico cualquiera, fue uno de los últimos eslabones con el RJ real, el de carne y hueso, y no sólo su leyenda. Según cuenta la historia, Lockwood aprendió a tocar la guitarra de primera mano, ya que cuando era adolescente su madre mantuvo una relación amorosa con RJ. El joven Lockwood encontró en él al padre y mentor que anhelaba y con el tiempo se convirtió en su más fiel discípulo. Plays Robert & Robert -grabado en 1982 y editado en cd once años después por el sello Evidence- tiene seis temas de RJ, cinco suyos y uno de Ma Rainey, y es una obra fundamental en la discografía de cualquier blusero.

Eric Clapton – Me and Mr. Johnson. Que Clapton haya dedicado en 2004 este disco a la figura de RJ fue un gran aporte al blues por varios motivos: 1) permitió que muchísima gente de distintas partes del mundo, especialmente jóvenes, conocieran la leyenda de RJ y fueran a comprar sus discos o bajar su música; 2) finalmente, después de diez años, Clapton volvió a editar un disco 100 por ciento blusero; 3) sus interpretaciones de temas como When you got a good friend, Stop breakin’ down o Come on in my kitchen son fabulosas; 4) reunió una banda de lujo encabezada por Doyle Bramhall II, Billy Preston, Jerry Portnoy y el baterista Jim Keltner; 5) dio pie a una secuela ese mismo año –Sessions for Robert J.- con más covers y un dvd en el que se lo ve a él tocando en el mismo edificio de Dallas en el que RJ grabó en 1937.

Peter Green with Nigel Watson Splinter Group – Hot foot powder. La vida de Peter Green es para una película. Creó Fleetwood Mac -uno de los grupos más importantes de la historia del rock-, se convirtió en uno de los mejores guitarristas ingleses de los sesenta y dejó la banda porque no podía asimilar el éxito como casi todos sus pares. Luego tuvo una vida errante, de vagabundo y loco. Durante mucho tiempo poco se supo de él: padeció muchos vaivenes emocionales y grabó algunos discos bastante malos. A fines de los noventa decidió reconvertirse junto al Splinter Group y para eso eligió la música de RJ. En 1998 vio la luz The Robert Johnson Songbook, que no resultó ser un gran álbum, debido a que su voz estaba arruinada y el esfuerzo vocal de Nigel Watson y Paul Rodgers no alcanzó para compensar. Dos años más tarde lo intentó de nuevo: para Hot foot powder utilizó otras 13 canciones de RJ e invitó a maestros como Otis Rush, Dr. John, Buddy Guy, Hubert Sumlin y “Honeyboy” Edwards que le terminaron dando al disco lo que le faltó a su antecesor.

The Kingfish - The Robert Johnson Project. Este disco fue editado el año pasado y es un tributo a RJ muy decente. La banda de San Francisco, que supo tener entre sus filas a Bob Weir, intentó imprimirle cierto toque personal a cada una de las 14 canciones que conforman el track list. En algunos temas lo lograron con creces: la exquisita zapada con cierto espíritu de jazz latino en If I had possession over judgement day; el sonido funky del piano en Phonograph blues; el fabuloso ritmo sensual del contrabajo en Me and the Devil blues; y el arrebato rockero de Traveling riverside blues, son algunos de los picos del disco. Claro que por momentos tiene sus altibajos, pero en líneas generales se trata de muy buena música interpretada de una manera personal e innovadora.

1 comentario:

Claudio Angelotti dijo...

Buena nota, Martín!