
Allí fue donde empezó a arrimarse a la música. Su primer instrumento fue el trombón y lo tocaba con ganas en los clubes nocturnos que mezclaban el blues con la psicodelia de la época. Por entonces zafó que lo mandaran a la guerra de Vietnam porque un médico del Ejército detectó que tenía problemas de corazón. Entonces, a fines de los 60, con cierto espíritu hippie, empezó a viajar por el país: se radicó un tiempo en Colorado y otro poco en California. En 1970, regresó al sur y se instaló en Nueva Orleans, donde formó su primera banda ya con la guitarra como instrumento principal. Pero algo insólito pasaría entonces: según la leyenda, la policía buscaba a un asesino que se llamaba igual que él, Curtis Arceneaux, y eso le provocó varios encontronazos con la ley que lo llevaron a vivir casi como un fugitivo. Pasó mucho tiempo girando por Mississippi, Texas y el sureste de los Estados Unidos. Su largo peregrinar terminó en 1990 cuando volvió a Nueva Orleans. En esos 20 años en la ruta grabó varios singles pero nunca un álbum entero, hasta que Mighty Sam McClain hizo una versión de su tema Crying inside que le abrieron las puertas para editar sus propios discos.
Un accidente automovilístico le produjo una grave herida en la columna que casi lo deja paralítico y sufrió por la falta de seguro médico. Eso lo marcó en muchos aspectos y lo llevó a luchar, desde la música, contra el sistema de salud de los Estados Unidos. Muchas de sus canciones, especialmente Louisiana medicine man, se centraron en esa problemática.
La música de Robicheaux se vio influenciada por el blues de Louisiana, la mística del voodoo, los íconos de los 60 –Jimi Hendrix y Janis Joplin- y especialmente la figura enorme de Dr. John, de quien se dice tomó su nombre artístico, que lo escuchó de la canción I walk on guilded splinters, editada en el álbum de The Gris Gris, de 1968.

En abril de este año asistí al French Quarter Festival, un evento multitudinario y gratuito que se hace todos los años en Nueva Orleans, que tiene como protagonistas a músicos locales. Coco Robicheaux solía participar casi todos los años. A mí me tocó ver un homenaje encabezado por los músicos de su banda y la cantante Irene Sage más la presencia de Walter “Wolfman” Washinton. Fue un momento muy emotivo. A pocos metros mío estaba la madre de Coco, su esposa y otros familiares. Cuando desde el escenario empezaron a sonar los primeros acordes de Walking with the spirit todos a mi alrededor empezaron a llorar. El espíritu de Coco estaba presente.
1 comentario:
un gran artista, aunque no muy conocido fuera de NO. Gracias
Publicar un comentario