Hace cinco años, impulsado por la frustración de no poder seguir con
El Descorche, el programa de radio que tanto me gustaba hacer, y en el que tanto esfuerzo habíamos invertido con Maxi García Solla y Mariano Valdivieso, me volqué al blog. En ese momento pensé que sería algo pasajero, de esas cosas que uno empieza casi porque sí, pero al final quedó y me abrió las puertas al mundo del blues local, del que me había alejado, más que nada por prejuicio. Juan Ignacio Sixto, un ex compañero de la crónica roja, fue quien me impulsó a hacer Malbec & Blues, y me ayudó a diseñarlo. Al principio, el propósito del blog era fusionar en los textos vino y música. Pero el paso del tiempo fue decantando la idea original y, finalmente, se transformó en un sitio de reseñas de discos y recitales, diario de viajes y, por qué no, en un espacio de reflexión, polémicas e intercambio de opiniones sobre este género musical tan profundo y apasionante.
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Reseñé decenas y decenas de discos y cubrí más de 120 recitales. Pude ver a los
Allman Brothers,
Dr. John, Leon Russell,
John Fogerty,
Johhny Winter,
Buddy Guy,
Joe Bonamassa,
Tony Joe White, Eric Burdon,
Bob Dylan,
Tom Petty,
Walter Trout,
Robert Cray,
Lurrie Bell,
Jimmy Johnson, Jimmy Burns,
Anson Funderburgh,
Kim Wilson,
Rick Estrin & The Nightcats,
Tab Benoit,
Eric Clapton,
ZZ Top,
Eddy Clearwater y a
Ringo Starr con Edgar Winter y Rick Derringer, entre tantos otros.
Claro que yo puse lo mío, pero eso fue lo más sencillo. Escribir sobre lo que me gusta, cuando quiero y como quiero no tiene precio. Pero aquí quiero mencionar a mucha gente me acompañó desinteresadamente y con buena onda a lo largo de todo este tiempo. A Guillermo Fernández le agradezco la oportunidad que me dio de escribir para
La Casa del Blues, un sitio que para mí es la antesala de este blog y resultó ser mi primera experiencia web con la música. Lo mismo va para Pablo Piñeiro y Leandro Crisafulli que me sumaron a aquél proyecto tan interesante que fue
Blues ETC; y para los compañeros chilenos, Claudio Ibarra y Fucho Cornejo, por invitarme a colaborar en el sitio
2120. También quiero reconocer a mis colegas y amigos del programa No tan distintos, de FM Flores, Guillermo Blanco Alvarado y El Tano Rosso, por la onda y la compañía en este mundillo en el que la mayoría son músicos y nosotros apenas relatores. Y, por supuesto, a Luis Mielniczuk y a Matías Colombatti por permitirme volver a la radio como columnista en La Trasnoche de Blues de América no Duerme, AM 1190.
Hay más. A Mariano Cardozo por confiarme los textos de los programas de varios de sus shows y las extensas charlas siempre con el blues como eje. A los chicos de Blues en Movimiento y la Escuela de Blues, Gabriel Cabiaglia,
Gabriel Grätzer y Mauro Diana, por sumarme a la revista
Blues en su Tinta y por invitarme dos años seguidos como miembro del jurado del concurso de bandas de blues.
A Juan Urbano López, uno de los tipos que más sabe del género, por sus aportes y correcciones, siempre de manera oportuna y respetuosa. A Mississippi Danny por su defensa irrestricta de la tradición y por coincidir en que el bluesman más puro de la historia fue James “Son” Thomas; a
Roberto Porzio por ser una gran influencia para la nueva camada de guitarristas; a los
Támesis por llevar el blues que aprendieron de chicos a una nueva dimensión.
Y a Tito Maza por dejarme contar su increíble historia por primera vez en la página 3 de un diario.
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No quiero olvidarme de Rogelio Rugilo (de Mr. Jones), Mariela Bonzi, las chicas de Gondwana, Ricky Muñoz, Gustavo Zungri y la productora MGB por las acreditaciones para los shows que organizaron, y de Edy Rodríguez por la cantidad de fotos de recitales que me cedió gentilmente para ilustrar las crónicas. Gracias también a músicos talentosísimos como Mariano D’Andrea, Federico Verteramo, Marcos Lenn, Pato Raffo, Nico Yudchak, Víctor Hamudis, Nacho Ladisa, Florencia Andrada, Rafa Nasta, Marcelo Marín, Damián Duflòs, Nico Smoljan, Mariano Bisbal, Goyo y tantos otros, con quienes hemos charlado e intercambiado música y sugerencias. Y para la bella Anita por aguantar mis horas frente a la computadora escuchando desde el blues más profundo de Mississippi hasta el nuevo soul de
Sharon Jones.
Pero más que nada a quienes siguen el blog y me escriben desde distintos lugares para agradecerme alguna reseña o la recomendación de algún disco. En definitiva ese es el fin del blog, compartir y difundir el blues.